Semejanza entre perros y dueños
"Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición" y "Todo se pega, menos la hermosura" dicen dos refranes españoles...
Las personas que viven con perros cuentan que sus mascotas se parecen a ellos en cuanto a su comportamiento y carácter: son dormilones, sedentarios, activos, tímidos o comilones. ¿Pero, a qué se debe eso? Cuando decidimos convertirnos en dueños de un animal, escogemos uno que tenga las mismas características que nosotros o al menos unas compatibles para asegurarnos de que los dos podamos convivir sin algún problema, y eso lo hacemos de manera instintiva. Es por eso que junto a una persona nerviosa suele haber un perro inquieto, o al contrario, un perro tranquilo está junto a un dueño sosegado.
Esta decisión inicial es, sin embargo, una causa por la que personas y canes se parecen, pero no es la única ya que también influye la capacidad de imitación de la mascota. Los animales quieren adaptarse al entorno para sobrevivir, lo que les resulta esencial. Sobre todo los animales que dependen de los humanos para cubrir sus necesidades (alimento, amparo, cariño) y que viven en grupo (como es el caso de los perros) son los que desarrollan y usan sus habilidades imitativas y sociales para agradar a sus dueños después de sentir empatía.
Los investigadores averiguaron la capacidad de los perros para imitar a sus dueños e informaron que este es el motivo por el que los perros y sus propietarios acaban por parecerse en el carácter y la forma de actuar. Algunos son tranquilos, madrugaderos y otros son inquietos y peleones con otros perros. Indagando en la habilidad de los canes para emular a personas, los especialistas descubrieron que esos pueden recordar y repetir las acciones de los individuos, como dar vueltas sobre sí mismos.
Cuanto más desarrollada esté la faceta social de los dueños, más fiel podrán los perros imitarlos. Un psicólogo japonés llevó a cabo un estudio en el que determinó que los perros y sus dueños se asemejan en sus rasgos faciales, principalmente en los ojos. Además de los perros, hay otras especies que no son domésticas, y sorprendentemente tampoco terrestres, sino acuáticas, que poseen la habilidad de emular movimientos y actitudes humanas. Se cree que los delfines y ballenas actuan de esta forma porque intentan jugar e interactuar con el hombre. Los gatos son la excepción de la regla.
A diferencia de los perros, los gatos son autónomos y aunque viven junto al hombre, no necesitan al grupo para sobrevivir. Esta independencia también corresponde a su carácter. Apesar de esto, cada gato tiene su propia personalidad. „Son animales individualistas” cuya capacidad de imitación y empatía con sus dueños no es tan desarrollada como sucede con los perros, lo que por otro lado, ”no impide que sean cariñosos”, explica un veterinario español. La secretaria de la Asociación Felina Española, ella misma duena de dos gatos de la misma edad, uno más afectuoso y el otro más seguro de sí mismo y torpe, comenta: "El gato es muy particular, siempre es él mismo, no imita a nadie”.
Gracias, Coralia por tu articulo.