Es un concepto de aula destinada a actividades de aprendizaje. Una lengua se aprende haciendo cosas. Y cuanto más variadas, mejor. Imagínense un espacio con una multitud de posibilidades a su alcance: un rincón decorado como un trocito de parque, un banco, una farola y dos arbolitos. La luz se apaga, se enciende la farola y los niños actúan en español (o en el idioma que aprenden), montando una brevísima obrita teatral.
O un consultorio médico en miniatura, con una cama, una silla, un tensiómetro y otros materiales de curación. Y por supuesto un médico y un paciente que dialogan.
O bien un espacio para actividades musicales, con un piano, una guitarra, castañuelas y otros instrumentos y a un grupo de niños que los tocan e interpretan un villancico o una melodía moderna;
una playa con mar, sol y palmera, todo ello pintado en una pared;
un gorila colgando del techo,
y en un rincón un zoo para hacer una excursión, ver a los animales y hablar de ellos;
un rinconcito improvisado de restaurante para jugar al mozo y al cliente;
un avión que despega para imaginarnos un viaje;
una canasta de baloncesto y una portería para marcar goles, clavar puntos y ser campeones;
una pantalla grande para poner películas y butacas cómodas para disfrutar viéndolas. Mesas con ordenadores conectados al Blog El Maestro®.