Una mañana me desperté
y observé que a mi cuerpo
le faltaba un trozo.
No sabía lo que era:
un brazo, una pierna, el corazón
o la cabeza.
El caso es que le faltaba algo.
Algo importante.
Y para ver lo que era
no tuve que correr al espejo
sino que miré por la ventana.
Alguien con una sierra mecánica,
y de noche,
había cortado el árbol
que había delante de mi casa.
(imagen: ebihoreanul.ro)