"Escribe W.H. Auden en "El arte de leer" (Lumen, edición de Andreu Jaume y traducción de Juan Antonio Montiel):
"Los intereses de un escritor y los de sus lectores no coinciden jamás, y si lo hacen, sólo puede tratarse de un afortunado accidente". (Aunque también habría que decir que a veces coinciden demasiado).
"Un mal lector es como un mal traductor: es literal allí donde tendría que parafrasear y parafrasea allí donde debería leer literalmente".(Un lector no debiera ser un traductor, sino alguien capaz de escuchar lo que le están diciendo y para eso hay que saber lo que está escrito. En comparación, traducir siempre es fácil y el vicio más a mano).
"Cuando se trata de lectura, la erudición, valiosa como es, importa menos que el instinto: grandes estudiosos han sido pésimos traductores". (Me temo que la erudición no es ni más ni menos valiosa, sino un obstáculo a la lectura. Otra cosa es el conocimiento).
"A menudo obtenemos un gran provecho leyendo un libro de un modo distinto al que pretendía su autor, pero eso solo sucede (superada la infancia) si nos damos cuenta de que eso es justamente lo que estamos haciendo". (Vale. Aunque estaría bien definir "provecho").
"Una señal del valor literario de un libro es que pueda leerse de varias maneras distintas. A la inversa, la prueba de que la pornografía no posee el menor valor literario es que, si intentamos desviar nuestra lectura del estímulo sexual -si, por ejemplo, pretendemos leerla como si fuera un informe psicológico de las fantasías sexuales del autor-, nos aburrimos hasta las lágrimas". (No me imagino que se pueda leer un libro de varias maneras, salvo que sean varios libros o salvo que de nuevo leer sea traducir. Sí, hay varias traducciones, pero en la "Metamorfosis" de Kafka es conveniente saber que alguien se ha convertido en un horrible insecto, y que eso no es un sueño ni una alegoría ni una metáfora de su tiempo, sino un hecho. En cuanto a la pornografía, no sabía que alguna vez hubiera pretendido ser literatura).
"El disfrute no es, en ningún caso, una orientación crítica infalible, pero es la que yerra menos". (El disfrute no es una orientación crítica, a secas).
"Entre los veinte y los cuarenta, el signo inequívoco de que alguien posee gusto literario es que no esté seguro de tenerlo. Después de los cuarenta, si no nos hemos perdido por completo a nosotros mismos, el placer puede volver a ser lo que era en la infancia: la guía más apropiada de lo que deberíamos leer". (Creo que los únicos que no están seguros de tener gusto literario son los que no leen. Por lo común, el lector habitual siente que lee bajo algún criterio o principio. En cuanto a las estratificaciones por edad, hay que decir que la experiencia de cada cual tiene su propio calendario. Y en cuanto a volver a la infancia, de acuerdo, siempre y cuando por el camino se haya aprendido algo)."