por María Bibiș, XI-C
Cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí. Estaba muy asustada por verlo a mi lado. Me levanté de las baldosas muy incómodas y empecé a caminar por las salas casi interminables. Vi otros tipos de dinosaurios, animales, reptiles, aves.
De repente, oí la voz de una mujer que estaba gritando: ¿Hay alguien aquí? En aquel momento me di cuenta de que me había quedado dormida en el Museo Antipa haciendo el proyecto de biología. Mi madre me estaba esperando a la salida del museo, llorando. Después de contarle lo
que pasó, empezamos a reír sin parar.