Vacaciones de Pascua
por Adela Platis Iordache
Vacaciones de Pascua por fin existe una actividad común entre tantas y tantas generaciones
Estas vacaciones he paseado mucho por el parque. En el día de Pascua había un festival en el Herastrău y por eso había mucha gente. Bebés, niños, jóvenes, adultos o viejos estaban paseando alegres en grupos. Por fin existe una actividad común entre tantas y tantas generaciones.
Hacía mucho sol. Mi cabello estaba calentado por los rayos del sol, casi ardía del calor que hacía. Los árboles estaban vacíos y no había ninguna sombra para esconderse de los rayos de fuego. Estaba paseando con el skateboard. Hasta ese momento no me di cuenta de que extrañaba estar tan tranquila. Ni siquiera los ninos traviesos podían molestarme cuando cortaban mi camino. Pero me caí.
Mis pantalones se rompieron y mis rodillas estaban lesionadas. Y de repente un grupo de jóvenes, que también paseaban por el parque con los skates, se acercaron para ayudarme a levantarme. No podía ver al chico que estiró su mano hacia mí porque el sol estaba muy fuerte. Al levantarme, lo vi; era mi vecino. Nunca había hablado con él hasta ese momento, pero siempre mantenía abierta la puerta cuanto nos encontrábamos delante del bloque. Se llama Andrés.
Me invitó a pasear con él y sus amigos. Me dolían las rodillas, pero en ese momento no podía sentir el dolor por la felicidad que era mucho más grande.
Al día siguiente salimos de nuevo, pero solamente nosotros dos. Nos conocimos mejor. Tenemos muchas cosas en común, por ejemplo el baile. Baila bachata como yo.
algunos encuentros no son tan casuales y cambian la vida de un hombre en un solo momento
No pensaba que la Pascua podía ser tan divertida. Y aunque tenemos que separarnos, siempre nos encontramos en la puerta del bloque para salir juntos. Nunca me imaginé que me podía pasar una cosa así, pero mira que algunos encuentros no son tan casuales y cambian la vida de un hombre en un solo momento.
Ya está.
Yo siempre me pregunto si las casualidades me encuentran o yo a ellas.