¡Cuidado, porros!/Atenție, jointuri!: Teatro con Erasmus+
De 16 a 20 de abril recibimos la segunda movilidad del Proyecto Erasmus+ "Cruzando Fronteras con el Arte y la Tecnología”, desarrollado en español y coordinado por IES José Rodrigo Botet de Manises-Valencia,
España.
Mi compañera Alina Ene coordina la parte del proyecto que se desarrolla en nuestro liceo. Me solicitó una actividad teatral sobre las adicciones que nos perjudican la salud. Compuse una obrita con el título "¡Cuidado, porros!"/Atenție, jointuri!". Es un texto base que adaptaremos cuando nos conozcamos y según las particularidades de cada alumno.
Vienen alumnos y profesores de Suecia, Portugal, Holanda y España.
Ensayaremos juntos los papeles y el último día del encuentro presentaremos la obra en nuestro liceo. También presentaremos Telemakos.
Los papeles: Pitillo, Camel, Winston, Whisky, Luz, Resaka, Trago, Ronn, Coca, Ina, la profesora, el barrendero del parque, la cajera del súper, Porro, los dos amiguetes de Porro, Ginebra, la mujer policía, la señora que les habla del peligro de las drogas
Primera escena
El escenario está dividido en dos partes. La parte de arriba representa un parque. Hay un banco y en el banco está sentado Pitillo, un muchacho de unos 14 o 15 años. Tiene en la mano una botella de cerveza y toma tragos de vez en cuando. En la mano tiene el móvil.
En la parte de abajo hay una pequeña tarima. En la tarima hay mesas con alumnos que están en clase.
Pitillo llama al móvil.
- Hola, tío.
-Hola.
Su amigo Camel, que está en clase, habla en voz tan baja que Pitillo tiene que hacer un esfuerzo para oírlo.
-Estoy en clase, coño –dice Camel.
-¿La de histo ha preguntado por mí? –pregunta Pitillo.
-Sólo ha apuntado las faltas. ¿Dónde estás?
-En el parque.
-¡Y ese teléfono! –dice la profesora con voz irritada-. ¿O acaso has olvidado que usar los teléfonos en clase está prohibido?
-Tengo que cerrar. Me ha visto. Te llamo… -dice Camel.
La comunicación se corta. Pitillo bebe un poco más. Se pone de pie. Tiene frío y da unos pasos para calentarse.
Unos minutos más tarde lo llama Camel. Tiene a su lado a algunos colegas que quieren oír la conversación.
-¿Dónde estás? –pregunta Camel.
-En el parque –dice Pitillo.
-Dice que está en el parque –les dice Camel a los colegas.
-¡Jo! ¿Y qué hace allí? –pregunta Winston.
-¿Y qué haces allí? –pregunta de nuevo Camel.
-Tomando una cerveza –dice Pitillo.
-Está tomando una cerveza –dice Camel.
-Está loco –dice Whisky -. ¿Y las clases? –grita Whisky acercando sus labios al teléfono de Camel.
-No pienso ir –contesta Pitillo.
-¿Qué ha dicho? –pregunta Luz.
-Dice que no piensa ir –contesta Resaka que ha oído la respuesta.
Luz le pide el teléfono a Camel.
-¡Escucha! ¿Estás bien?
-Sí, estoy bien.
-Pues no lo parece. Oye, a ver si podemos escaparnos y vamos para allá.
-Vale.
Pitillo cierra el teléfono y bebe más cerveza. Se queda mirando a un ampleado del parque que barre las hojas sin prisa y las va metiendo en un saco de plástico.
-¡Oye, tío! ¿tienes un cigarrillo?
-¿No sabes pedirlo por favor? –dice el barrendero-. Yo no fumo. Además yo no soy tu tío.
-¡Joder! –dice Pitillo.
Segunda escena
Aparecen sus amigos.
-¿Qué estás tomando? –pregunta Trago.
Pitillo le ofrece la botella.
-¿Cerveza? –Trago esboza una mueca de asco-. ¿A estas horas?
-Tengo una idea mejor –dice Ginebra-. ¿Por qué no compramos whisky?
-¿Tenéis cigarrillos? –pregunta Pitillo.
-Sí. ¡Pero tú no fumas! –dice Ronn.
-Pues ahora, ya ves, me apetece –dice Pitillo.
-¿Por qué no probamos algo especial? –dice Ronn.
-¿Qué cosa?
-Etno, tronquis. Me lo facilita un compa que distribuye. Lo fui pasando a otros colegas y han quedado muy contentos. ¿Queréis?
-Ok.
-Voy a llamar a mi amigo Porro para que nos traiga unos porritos de esos.
Ronn llama a Porro. Mientras tanto los demás se encienden los cigarrillos que van sacando del paquete de Coca.
-Hola Porro –dice Ronn.
-¿Qué hay? –dice Porro que habla desde el otro lado del escenario.
-Estoy con unos colegas y me hace falta… ya tú sabes –dice Ronn.
-¿Traéis pasta? –dice Porro.
-Espera –dice Ronn-. ¿Traéis pasta? –repite la pregunta dirigiéndose al grupo.
Algunos dicen que sí otros encogen los hombros algo incómodos.
-Tenemos algo –le dice Ronn a Porro-. Pero no te preocupes que te pagamos más tarde.
-¿Cuándo más tarde? –pregunta Porro.
-A… las seis –dice Ronn.
-Pues a las seis –dice Porro -. ¿Dónde estáis ahora?
-En el parque Cișmigiu, cerca del liceo.
-En media hora estoy allá –dice Porro-. Espera mi llamada.
La conversación se corta. Ronn está contento.
-¿Por qué le has dicho a este tío que le pagamos a las seis? –dice Luz-. Yo no llevo pasta. Además no pienso pagar por esa porquería.
-¿Pero qué te pasa, tía? –dice Resaka-. Es sólo para pasar el rato.
-¿Vamos a comprar el whisky o no? –dicen Coca y Ginebra.
-Sí, vamos.
-¡Venga, pues, el dinero! –dice Coca.
Todos sacan de sus bolsillos el dinero que llevan. Una parte del dinero se la entregan a Ronn.
Ronn se queda. Espera la llamada de Porro. Los demás van al súper.
Tercera escena
Mientras tanto unos alumnos han preparado ya la escena del súper.
Entran y toman una botella de whisky y otra botella de coca-cola para mezclar con el whisky. La cajera los mira y les dice:
-Está prohibido vender alcohol a menores de edad.
-Yo no soy menor de edad –dice Ginebra.
-Ah, vale –dice la cajera.
En otro rincón del escenario Ronn se encuentra con Porro.
-Venga esa pasta –dice Porro.
Cuenta el dinero.
-No es suficiente –dice.
-A las seis te pagamos toda la cantidad.
-Pues a las seis. Tú lo has dicho, chaval.
Vuelven a encontrarse todos en el parque.
-¡Venga de una vez ese porro! –dice Pitillo.
-Sí, sí, ese porro –corean los demás.
Ronn enciende uno y chupa lentamente. Luego se lo pasa a Coca.
-Debéis ir tragando lentamente –dice Ronn.
-Tiene razón –asiente Ina con aire de conocedora-. Como no estáis acostumbrados, os puede sentar como un cañonazo.
Coca aspira. Lentamente, como le ha dicho su amigo.
-Ahora dejad que entre suavemente –dice Ronn.
-Así iréis notando más sabor –añade Ina.
-El aroma es especial –remata Ronn muy contento con los comentarios de Ina.
Van pasándose el porro de uno a otro. Todos chupan lentamente y se relajan. Sonríen. Ronn enciende en seguida otro porro que sigue la misma ruta.
-Ha salido el sol –dice Coca.
-Y el cielo esta despejado –le responden.
-Y las hojas de los árboles han cobrado un color amarillo de oro.
Luz, que es la única que no ha querido probar ese aroma especial de Ronn mira hacia el cielo.
-Una mierda –dice-. El cielo sigue igual de gris como lo estaba por la mañana.
-¿Por qué no le pegamos una paliza a ese empleado que barre las hojas? –dice Pitillo-. El muy cabrón me ha insultado.
Pitillo se pone de pie y se dirige hacia el hombre.
- ¡Me gusta la idea! –dice Resaka y le acompaña.
Luz se interpone entre ellos y el barrendero.
-Dejadle en paz –dice.
-¡Ja, ja, ja! –ríe Pitillo-. No lo tomes en serio. Era una broma.
Los dos vuelven a sentarse en el banco. Se están riendo.
Luz se acerca al barrendero y le dice algo al oído. No la ve nadie. Todos están flipando con el sabor especial de Ronn.
Cuarta escena
El tiempo pasa. Fuman y toman tragos de whisky con coca-cola. De repente aparece Porro. Parece que ya son las seis de la tarde. Porro no viene solo. Le acompañan dos amiguetes.
-Vaya, vaya –dice Porro mirando a todos, ya bastante colocados-. Parece que mi mercancia les ha sentado de puta madre.
-Sí, señor –dice uno de sus compañeros-. ¿Pero quién nos va a pagar?
Sus miradas se dirigen hacia Luz.
-Tus colegas nos deben dinero, niña –dice el otro compañero de Porro-. ¿Qué hacemos? ¿Cómo lo solucionamos?
Se van acercando a la chica.
-¡Como me toquéis, os vais a enterar! –dice Luz.
En la voz, sin embargo, se le nota el miedo.
-¡Oh! ¡Una niña valiente! –dice Porro-. Me gusta.
Se ríen los tres.
-¡Quieto ahí! – se oye de repente.
Aparece una mujer policía acompañada por el barrendero con escoba.
-Puta –dice Porro.
Quiere llevarse la mano al bolsillo.
-¡He dicho quieto! –dice la mujer policía llevándose la mano a la funda con la pistola-. No empeore su situación, joven.
Quinta escena
Todos están en clase. Una mujer les habla sobre el peligro de las drogas.
-No hay adicción más grave que la adicción a las drogas –dice-. No os dejéis engañar por lo que se dice por ahí; que hay drogas suaves o inofensivas. Sencillamente no las probéis. Nunca. Esta es la solución al problema: no crearlo. Además, como el mercado de las drogas está controlado por lo delincuentes, os podéis ver metidos en líos mucho más serios. ¿Conocéis algún caso concreto? Porque podríamos hablar de eso, analizarlo, quizá, juntos…
-Si, claro que conocemos un caso –dice Luz.
Y luego añade, dirigiéndose al público.
- No os dejéis engañar por lo que se dice por ahí; que hay drogas suaves o inofensivas. Sencillamente no las probéis. Nunca. Esta es la solución al problema: no crearlo.
Fin