El juez se dirigio al principal testigo y le pidio que contara lo que habia dicho el supuesto lagron de un caballo.
-El robó el caballo -me dijo asustado – informó el testigo.
-¿Cómo, cómo? – le dijo el juez – Es que habló asi; “El robo el caballo”, en tercera persona?
-No, senor juez. No habia tercera persona, solo estabamos el y yo.
-Usted no me comprende – trató de explicar el juez. – ¿No habria dicho: “Yo he robado el caballo.”?
-¡Ah, no, senor juez! – afirmo el testigo. – No se refirio a usted para nada.